Cómo afrontar una reforma

Cómo afrontar una reforma si el presupuesto es ajustado

Si como profesional cuentas con un presupuesto ajustado, una idea de conjunto y una buena gestión son imprescindibles.

Una reforma en una vivienda no tiene por qué significar emprender grandes obras ni contar con presupuestos gigantes…; de los que, seamos realistas, en todo caso los profesionales no disponemos a menudo. Se puede realizar un buen proyecto analizando de antemano el estado de la vivienda, priorizando las necesidades más indispensables y estudiando bien en qué se debe invertir y en qué no. En resumen, una reforma con presupuesto bajo, si está bien gestionada, no está necesariamente reñida con el buen diseño ni con unos buenos materiales.

Reformar a partir de un concepto de mínimos

  • Conviene tener una idea que sirva de apoyo a los cambios que se quieran hacer durante el proyecto. Así podrás establecer límites y tener un primer acercamiento al tipo de trabajo que le has planteado al cliente.
  • El segundo paso es determinar la forma y condiciones en que se ejecutarán los trabajos. En este sentido, una comunicación fluida y eficaz con el cliente es fundamental.
  • Finalmente, vendrá la elección de los acabados. Esta última fase, por ejemplo, puede representar el 20 % del presupuesto total de la obra, según el material que se elija. Por otro lado, los detalles de terminación pueden hacer aumentar el presupuesto, por eso es tan importante definir los límites y ante todo no rechazar nada, animarse a innovar y comprar solo lo imprescindible.

BañoFantasia

Fija una estrategia. Disponer de un presupuesto ajustado no tiene por qué paralizar la obra. Evita ataduras preestablecidas o repetidas y elige con libertad y amplitud de miras. Además, ¿en qué partidas se puede ser generoso y en cuáles deberías ahorrar? En proyecto donde materiales y soluciones caras encuentren sitio entre otras propuestas más ajustadas reside la clave para convencer a un cliente.

En ningún caso una idea de básicos anula la posibilidad de realizar un buen proyecto. Ante todo, la calidad de un espacio se verá en el concepto espacial empleado, por ejemplo, para potenciar la entrada de la luz natural o para encontrar esa distribución que saca lo mejor de los ambientes. Conviene también, antes que nada, echar un vistazo a lo que el edificio trae consigo: Quizás, las soluciones todavía están en estado latente, ocultas por ejemplo, tras capas de reformas poco afortunadas.

¿Es mejor demoler los tabiques o dejarlos?

Para empezar un proyecto desde una perspectiva austera, sería bueno aprovechar las cosas tal como están, reduciendo así las demoliciones en lo posible, ya que éstas implican escombros (deshacerse de ellos también cuesta dinero).
Como alternativa, comunica ambientes mediante aberturas amplias. De esta forma hay menos derribo, y, en general, es la forma de eliminar muchos remates de terminación. Pero también hay que decir que, a veces, vale la pena invertir en este punto, puesto que una nueva distribución más funcional y fluida abrirá visuales interiores, consiguiendo a la vez luz natural: un verdadero lujo en cuanto a calidad de vida; todavía más ahora que vivimos un momento complicado debido a la pandemia del coronavirus.

¿Qué se puede hacer con los falsos techos?

Si desmontas un cielorraso suspendido de escayola puedes ganar altura, equilibrando así las proporciones del ambiente. Pero también te puedes encontrar con un forjado de viguetas y revoltones de ladrillo, lo que agregaría un toque muy especial al ambiente e incluso posibilitar la instalación de una ventana de tejado para ganar luz natural y ventilación. Por otro lado, si descubres detrás de ese techo plano y aburrido un plano inclinado, el ambiente se enriquecerá espacialmente.

Escoge siempre los materiales que aporten originalidad

Muchos tienen más de una aplicación. Por ejemplo, un bloque de termoarcilla es efectivo tanto para muros de carga como para cerramientos, pero ¿qué pasa si lo dejas visto?

Efectivamente esa es una opción que puede ser la llave que aporte originalidad a la vivienda de tu cliente. Para que no desentone, tiene que presentar una superficie regular y limpia. Para completar la idea se puede dejar vista también la losa de hormigón del forjado y terminar el suelo con un pavimento esencial de cemento alisado. Por otro lado, instalar en el suelo y el techo una tarima y un cielorraso de madera acabada al aceite aportará calidez al ambiente.

Otro tanto sucede con las bovedillas y rasillones que se emplean para construir un forjado. Si se cuida su construcción, pueden quedar vistas en su color natural o pintadas para que pasen más desapercibidas. Te darán un look industrial que puedes aprovechar para ahorrar también rozas, dejando la instalación eléctrica vista.

Otra posibilidad a mitad de camino es dejar las vigas de madera o acero vistas, pero elegir un acabado para el entrevigado. Lo más económico suelen ser las placas de escayola o, si la superficie lo admite, la aplicación de un enlucido de yeso. Con esta idea, no pierdes altura, a la vez que rescatas materiales que aportan originalidad al espacio.

¿Qué se puede hacer con el suelo?

Una superficie despejada y amplia facilita la colocación del suelo, por lo que los presupuestos se pueden ajustar mejor, tanto en ejecución como en compra de materiales. También te da la opción de elegir un pavimento continuo, como el hormigón alisado, que puede instalarse como una losa monolítica estructural, eliminando el coste de la capa de compresión.

Conservar el suelo de una vivienda puede ser una gran idea. Un suelo de terrazo tendrá más interés rodeado de una atmósfera que lo revalorice. Tendrá mayor protagonismo en ambientes despejados, también con muebles de Formica y estructuras livianas. Lo mismo, sucede en el caso de las baldosas hidráulicas. Si están muy deterioradas, conserva las que estén en mejor estado para luego reagruparlas formando alfombras o cenefas. Para el resto del suelo puedes aplicar un cemento alisado bruñido cuya composición combina bien con los materiales de la baldosa.

También puedes ajustar el presupuesto de tu cliente si sobre la solera de hormigón, instalas una tarima maciza de madera. Al colocarse sobre rastreles salva irregularidades, podrás conservar el pavimento antiguo e incorporar aislamiento. En tiendas de bricolaje o aserraderos puedes encontrar ofertas interesantes. Para el acabado final, simplifica con aceite de linaza. Como una opción diferente se puede emplear también madera reciclada.

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